Es hora ya de hacer
autocrítica constructiva que nos sirva para saber lo que tenemos que hacer para
combatir el neoliberalismo que, cada vez más, nos esclaviza.
En la década del setenta
socialdemócratas y eurocomunistas cometimos un error histórico para la lucha
obrera y de las clases humildes y excluidas de la sociedad moderna, esto fue
aceptar el mercado como motor de la economía, pensando que desde el Estado se
podían poner medidas para controlarlo; esta aceptación supuso que nos cedieran
momentáneamente en Europa un estado de Bienestar y unos avances importantes en
la conquista de nuestros Derechos y desarrollo Social, en la Sanidad y la
Enseñanza, pero a cambio ellos pusieron en práctica sus métodos alienantes a
través de su Poder Mediático y su control absoluto de la Enseñanza y formación
de los ciudadanos, solapando el poder eclesiástico, haciendo individuos sin
capacidad crítica, enganchados a un consumismo atroz de tal manera que
transformaron el ímpetu revolucionario de Mayo del 68 en un aburguesamiento
masivo de los dirigentes de ese movimiento, de las masas obreras y de los
estudiantes, hasta el punto de hacerles pensar que libertad es elegir entre
Pepsi-Cola o Coca-Cola, Burger King o Mcdonalds o bien un pantalón Levis o Pepe
Jeans, llegando la gente a pensar que la felicidad es tener una segunda
vivienda en el monte o en la playa, cambiar de coche, televisor y lavadora cada
2 años, o de ropa, móvil y peinado cada 6 meses, siendo la aspiración máxima de
esos individuos tener una pizza y un Red Bull, mientras espera sentado en el
sofá que Messi meta un gol para salir sonriendo a la calle (No estoy mucho en
el tema, pero parece que ahora tiene que marcar el gol un Cristiano por eso
Rouco Varela, el ministro del Interior y otros salen tanto en la moviola) Con
esto la mayoría de los obreros se transformaron en burgueses alineados,
rematando la lucha de clases, imprescindible para ganarles la partida al
imperialismo neoliberal.
No seré yo quien diga que en aquellos
tiempos se habría podido hacer algo mejor que alistarse en la Socialdemocracia
o en el Eurocomunismo para favorecer a la clase obrera, mas estamos en hoy, y
por tanto el reconocimiento de ese error histórico tiene que servir para
corregirlo y volver a ser obreros y estudiantes revolucionarios, renunciando al
consumismo y perpetrar lucha de clases para derrotar, en primer lugar, el
Mercado e implantar la Economía Planificada, al menos en los sectores que
implican los Derechos Humanos Fundamentales: Alimentación y Energía, Trabajo,
Vivienda, Sanidad y Enseñanza; en segundo lugar acabar con la idea de la
empresa neoliberal (es un ente para el lucro del empresario) y en consecuencia
lleva implícita la explotación de los trabajadores; y por último establecer de
una manera efectiva Naciones y Estados Republicanos, Democráticos y totalmente
Laicos.
Nada de este proceso
revolucionario debe asustarnos porque la lucha va a ser pacífica y sin
violencia, sí bien contundente y de Insumisión para las Leyes y Órdenes
abusivas e imperialistas; de acción permanente y asfixiante para el poder, pero
sobre todo tiene que ser de participación masiva ya que somos más de un 90% los
perjudicadas, agredidos y desposeídas de nuestros Derechos. La lucha será por
la Democracia seria, con un sistema Electoral Proporcional puro y mejorado de
tal manera que todos los votos tengan representación parlamentaria. Eso sí, los
partidarios de dar el poder la izquierda tienen que exigirles, una vez en el
poder, que promuevan programas socialistas tales cómo que los emprendedores en
vez de ir la escuelas neocapitalistas para ser empresarios y explotar a las
trabajadores, se formen para ser cooperativistas y gestionar las empresas de
forma asamblearia en la búsqueda de dar un servicio o producir un bien que
necesiten las ciudadanos en función de una Economía Planificada (y no por el
lucro) siendo este también el objetivo en la Universidad, Investigación, etc.
La izquierda en el poder
tiene que conseguir hacer públicas (de todos) las empresas que produzcan bienes
y servicios fundamentales (ya mencionados antes). La izquierda en el poder
tiene que lograr una Sociedad Republicana, Democrática y totalmente Laica, de
hecho y de derecho, sin participar en actos de liturgia de ninguna religión; así mismo implantar, sin ningún tipo de
represión: el derecho a decidir de las personas sobre su cuerpo y su Vida
(y muerte); su libertad de pensamiento, información, expresión, reunión y uso
responsable de los Recursos de la Naturaleza. La izquierda en definitiva tiene
que manifestar con claridad que la riqueza no la produce el capital, si no el
Trabajo de cada uno de las ciudadanos, después ser consecuentes cuando alcance
el Poder.