La efeméride hoy es: 78 años y medio de franquismo. Cierto
es que el dictador a su muerte dejó todo atado y bien atado.
Entonces, en el 78, era tanto el miedo que teníamos al derramamiento de
sangre entre hermanos que incluso mi partido comunista hizo una fuerza feroz
para el sí a la Constitución; trabajamos a destajo. Pero muchos , que votamos
también No, esperábamos seguir siendo, al día siguiente, lo que éramos,
comunistas en busca de una República Social, en un Estado con verdadera
Democracia y Federal con las cuatro Naciones que lo forman. Pero nos impidieron
mear fuera del tiesto, también no nos dejaron pensar fuera del Texto, lo políticamente
correcto significaba aceptar el mercado como locomotora de la economía, aceptar
la Europa que había (entonces aún con muro de Berlín que permitía negociar un
Estado de Bienestar), aceptar y luego unirse al ejército del imperio capitalista,
y también asumir lo que había dejado atado el muerto: su monarquía (aun hoy hay
quien mantiene que el abdicado monarca de Franco no tuvo nada que ver con el 23
F, o incluso que lo hizo bien), su bandera con algún retoque, su colonialismo
del imperio (Una, grande y libre capital Madrid –le llamaron eufemísticamente:
café para todos-), y sobre todo su Concordato con Roma, con la única diferencia
de poner en el papel el nombre de Estado Laico, que les posibilitó, encima,
mantener intacto su poder de alineación (como el mismísimo Mussolini) desde su
control absoluto de la enseñanza. Así que asumimos como normal todo esto , tan
sólo les quedaba, poco a poco, ganar terreno: la cruz en la Renta, pagarles nosotros
sus catequistas en la escuela, la suspensión de los impuestos aún en sus
empresas de mayor lucro, el poder notarial de su palabra para inmatricular
propiedades públicas y volver atrás cosas como la Educación para la Ciudadanía,
el aborto, proclamar la mujer en la casa sumisa a su macho, hasta sacar la foto
de estos días, en pleno día, en el centro de Madrid: una niña en primer plano
saludando como en el nazismo, en compañía de adultos, como hacían muchos
obispos cuando llevaban bajo palio al dictador.Hoy si algo hemos perdido fue el miedo al enfrentamiento sangriento entre nosotros; nadie propugna la violencia para conquistar el poder: vamos, marchamos, mareamos con las manos en alto o entrelazadas (la violencia, la intolerancia, la mordaza es de ellos), conseguimos pararles los pies la muchos banqueros, echar a ministros y la Esperanza que tenían, obligamos a la Justicia a que nos dé la razón en las cláusulas abusivas, protegemos que haya juezas y jueces que se atrevan a luchar contra el franquismo y su corrupción, incluso la real (aunque otros jueces caigan con condenas excesivas).
Necesitamos una Constitución de verdad, hoy podemos conseguirla si todas los dominados nos juntamos contra lo enemigo común: la casta del 78.